En Los niños perdidos, Laila Riipoll denuncia la violencia de los
niños tras el final de la Guerra Civil y la posguerra.
El poder en la obra
está representado en primer lugar, por el Gobierno Franquista. Pues el poder se
concentraba en una sola persona: el Caudillo. Su poder no tenía limitación.
Tras la victoria del Régimen Franquista, apenas hubo oposición, ya que la gente
o estaba en la cárcel o no se manifestaba públicamente.
Otra persona que se
caracteriza por su poder, es la monja Sor, pues esta, abusaba de su poder con
los niños, que se encontraban perdidos y desamparados. Los trataba mal y
también les hablaba mal de sus padres. Todos los niños le temían.
Privaba a los niños de
la libertad. Estos estaban encerrados en el desván (espacio simbólico), que
solo tenía dos aperturas al exterior; una ventana y una puerta cerrada. En las
acotaciones de la obra encontramos la descripción del desván:
El
desván de un orfanato. Una ventana abuhardillada y una puerta. Un armario de
luna de tres cuerpos, desvencijado, lleno de polvo y telarañas. Somieres
oxidados, un sillón de dentista roto…
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También destacaremos el
poder que tiene el personaje de Tuso, pues a pesar de poseer un retraso mental
a sus casi cincuenta años, es el que tiene más poder sobre los niños, porque es
el único que realmente sabe la verdad, el único que sabe que todos los demás
niños solo están en su recuerdo y que ya murieron:
Tuso: Al final conseguí que subiera sor
Irene y cuando os vio tiesos y llenos de sangre casi se vuelve loca…
Cuca: No me entero. ¿Y yo dónde estaba?
Tuso: Tú no lo sé. Ya llegaste muerto
al hospital.
Además es el único que sabe que la monja está
muerta, y que la mató él, y esto, le otorga un cierto poder:
Tuso: ¡Y yo no quería! ¡Pero cuando vi que
empujaba al crío por la ventana (...) Así que até una cuerda de lado a lado de
la escalera! ¡Y esperé a que bajara y cuando llegó a mi altura… la empujé!ç
Y no solo eso le hace
tener mayor poder, sino lo fundamental que era Tuso para los niños. Por ejemplo,
para Cucachica, Tuso era su protector y el que le daba consuelo.
Era también el único capaz
de imitar perfectamente a Sor:
Lázaro:
Venga, no seas cabezotota y ponte el hábito.
Cuca:
Sí, además lo haces felomenal
Tuso: Que se lo ponga el Marqués que
nunca hace nada
En cierto modo, también
aparece el poder económico, representado por uno de los niños del orfanato: el
Marqués. Es un niño adinerado que hace continuas referencias a su estatus
social, alardeando de ello y, de alguna
forma, sintiéndose superior respecto a los demás niños. Pero como vemos, ni el dinero
ni ninguna otra cosa, es capaz de librar a alguien de sufrir ni de la muerte.
Enlace a imágenes:
Bibliografía:
RIPOLL, Laila: Los niños perdidos(2005) KRK EDICIONES, 2010, Oviedo.
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