jueves, 26 de junio de 2014

DUREZA EN EXCESO

Si antes hablábamos de la autoridad (uno de los elementos fundamentales de la obra), ahora nos centraremos en la violencia desempeñada en ella, siendo este el elemento clave en la historia.

La violencia está presente en toda la obra. En primer lugar, observamos la violencia que tiene lugar entre los niños, aunque esta es una violencia más inocente. Al estar tanto tiempo juntos, se han hecho como hermanos y como tal, se pelean constantemente, tanto verbal:
Lázaro: ¡Madre mía!
Marqués: ¡La mató el Tuso!
Cuca: ¡ El tuso no ha matao a nadie!
Marqués: ¡Calla, meón!
Como físicamente:
Lázaro se abalanza sobre Marqués. Pelean. Lázaro tiene las de ganar, ya que es, a todas luces, más fuerte.
Lázaro: ¡Retíralo!
MarquésNo quiero!
Lázaro: ¡Qué lo retires!
Marqués: ¡No me da la gana!
Lázaro: ¡Retíralo o te parto el brazo!
Lázaro suelta al Marqués.




En cuanto a la monja, diremos que esta ejerce una violencia aún mayor, maltrata a los niños física y psicológicamente:
Sor: Qué malísimos que sois (…) ¡Salvajes! Que estáis sin civilizar.
¡Desgraciados! ¡Cómo se nota la sangre que lleváis!
¡Hijos del demonio! Esperad, esperad a que os encuentre
 y ya veréis lo que es bueno.

Aquí, se describe una situación violenta por parte de la monja. Emplea los peores insultos para dirigirse a los niños, que, por el miedo, se encuentran escondidos. Tienen miedo porque saben que si esta los encuentra, les dará una paliza. 
Descubrimos algunos de los abusos de esta por boca de Tuso:
Tuso: Vi que empujaba al crío por la ventana y que se liaba a palos con vosotros con esa saña

Además, la monja llega incluso a cambiar el nombre de alguno de los niños, para que  pierdan totalmente su identidad y nadie pueda encontrarlos. Ejerce una posesión absoluta sobre ellos, que como era de esperar, acaba en tragedia.


Toda esta violencia, se encuentra dentro de un caos y de una represión impuesta por el gobierno de Franco, un gobierno caracterizado por provocar el terror, coartar las libertades e ir contra todos aquellos que no estuvieran de acuerdo al régimen.
Así, durante la obra se describen escenas tan duras como una de las relatadas por Cucachica, el niño más pequeño y con más miedo que ninguno de los otros:
Cuca: Vagones de dos pisos, llenos de paja con caca de cerdo. Llenos de plasta de vaca (…) Hacía mucho frío. Olalla se murió y olía muy mal. Luego se murió Antón, entonces, olía peor (…) Para subir al piso de arriba había que pisotear a los de abajo, porque no teníamos escalera ni nada de nada. Ni siquiera decían nada cuando los de arriba hacíamos pis y les caían los meaos encima desde las grietas de las tablas.

En conclusión, podemos decir que la obra acaba con el conocimiento de los niños de que están muertos, y por lo tanto, ya no tienen que tener miedo a nada. Quizás aparece aquí la muerte como liberación de estos niños.

Bibliografía:
RIPOLL, Laila: Los niños perdidos(2005)  KRK EDICIONES, 2010, Oviedo


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