Bodas
de Sangre (1931), ha
sido catalogada por algunos críticos como la obra lorquiana más importante.
Llegan a afirmar que las tres palabras que resumen en cierta manera esta gran
obra son: fecundidad, sangre y muerte.
Podemos decir que el tema fundamental que plantea
esta obra es la muerte. Como se deja ya entrever en el título de la propia
obra. Un título muy significativo, que anticipa la trama.
Hay elementos simbólicos que cobran gran importancia
durante toda la obra, llegando incluso a convertirse estos en protagonistas de
la misma. Se insiste mucho en el cuchillo, indicando de nuevo la tragedia que
tendrá lugar después.
Encontramos en Bodas
de Sangre continuas referencias a la navaja, el puñal y el cuchillo,
símbolos de lo funesto, como podemos ver en las palabras de la Madre:
La
navaja, la navaja…Malditas sean todas y el bribón que las inventó.
Estas connotaciones negativas en boca de la Madre,
tienen su razón en que la navaja, le recuerda a la muerte de su marido y su
hijo. Por tanto, ya hay parentesco entre la navaja y la muerte, entre la navaja
y el dolor. “El cuchillo es la muerte y es su causa”.
La Luna, considerada por Álvarez de Miranda “agente
y símbolo de fecundidad, de vida y de muerte” cobra vida en la obra
personificándose:
Luna:
Cisne
redondo en el río,
ojo
de las catedrales,
alba
fingida en las hojas
soy;
¡no podrán escaparse!
¿Quién
se oculta? ¿Quién solloza
por
la maleza del valle?
La
luna deja un cuchillo
abandonado
en el aire,
que
siendo acecho de plomo
quiere
ser dolor de sangre.
¡Dejadme
entrar! ¡Vengo helada
por
paredes y cristales!
¡Abrid
tejados y pechos
donde
pueda calentarme!
¡Tengo
frío! Mis cenizas
de
soñolientos metales
buscan
la cresta del fuego
por
los montes y las calles
La Luna es una constante en García Lorca, no solo en
Bodas de Sangre. Con su claridad, la
Luna va a dar lugar al encuentro fatal:
Cuando
salga la luna los verán
Algunos leñadores la mencionan lamentándose:
¡Ay
luna que sales!
Otros, dicen claramente:
¡Ay
luna mala!
La Luna personificada, canta furiosa y altiva su
ansia de sangre, de causar dolor:
Esta
noche tendrán mis mejillas roja sangre…
¡Un
corazón para mí!
La plata se asemeja a esta por su color, por su
brillo, por lo que también ella envuelve la tragedia.
Cabe destacar que la Luna no actúa sola, sino
acompañada por otro personaje; la Mendiga (que representa a la Muerte). Es la
Luna la que trae junto con la Mendiga, la muerte de los varones protagonistas.
Muerte y Luna se alían:
Luna: ¡Allí
vienen!
Mendiga:
¡De
prisa! Mucha luz. ¿Me has oído?
¡No
pueden escaparse!
Cuando ambas intervienen, dan paso a la fantasía,
dejando de un lado el realismo de los anteriores actos en los que estas no
aparecían. Cobra importancia la naturaleza, muy presente en el autor, pues es
su tierra la que le sirve de inspiración para su tragedia.
Hallamos además elementos musicales que nos liberan
de ese cierto realismo, como vemos en:
Despierte
la novia
la
mañana de la boda;
ruede
la ronda
y
en cada balcón una corona.
Como hemos dicho, la importancia de la naturaleza
reside también en alusión continua al mundo floral. Aparecen flores, laureles,
jazmines, azahares… (estos dos últimos, símbolos de pureza y castidad de la
Novia, que como vemos cuando tira el azahar no es tan “pura”). Además, se
relacionan con la luna, ya que esta preside los ritmos de vegetación. Cobra
importancia la mención al trigo, que asegura la continuidad de la vida:
Tu
padre sí que me llevaba. Eso es de buena
casta.
Sangre. Tu abuelo dejó a un hijo en cada esquina
Eso
me gusta. Los hombres, hombres; el trigo, trigo.
Referente al caballo, diremos que este animal se
relaciona con el sexo, la virilidad y la fuerza, aunque también con la muerte.
De ahí que se le relacione con el único personaje de la obra que lleva nombre,
Leonardo; que se identifica también con el león (fuerza).
El caballo encarna tanto la fatal atracción sexual
(pues ambos amantes huyen en él y este los lleva al bosque, donde podrán dar rienda suelta a su amor), como a
la muerte, pues los llevará al lugar fatídico donde aparecerá la Luna, dando
muerte al jinete. El caballo por tanto, es también símbolo de pasión.
Mujer: ¡Han huido! ¡Han huido! Ella y Leonardo. En el caballo. Van abrazados, como
Al hablar del agua, diremos que esta se presenta de
distintas formas:
El agua purificada y limpia es fresca:
Al
agua se tiren las honradas,
Las
limpias; ¡esas no!
El agua negra es el agua envenenada, sucia.
El
caballo grande que no quiso el agua/
El
agua era negra…
El agua es también símbolo de lo pasional. Cuando la Novia está en el bosque, tiene sed, quizás sed de pasión.
Puede representar la represión del individuo. Cuando esta aparece estancada,
puede ser más bien símbolo de muerte.
Finalmente, sería interesante referirnos a la
sangre, como otro elemento clave en Bodas
de Sangre. Como ya hemos mencionado, el título de la obra ya hace alusión a
este elemento; y es que por un lado, se refiere a la sangre como estirpe de la
familia. Por otro lado, la sangre
implica violencia, como vemos en la muerte de Leonardo y el Novio. La primera
representación de la sangre aparece también en otra de las obras de Lorca; Yerma, aunque aquí la sangre aparece
como símbolo de vitalidad, más que como símbolo de muerte y pasión como ocurre
en Bodas de Sangre.
Enlace a imagen : http://just-wallpaperz.blogspot.com.es/2011/12/blood-spot-wallpaper.html
BIbliografía:
GARCÍA LORCA, Federico: Bodas de Sangre LOSADA, 1976, Argentina
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