domingo, 18 de mayo de 2014

SIMBOLOGÍA EN "BODAS DE SANGRE"

Bodas de Sangre (1931), ha sido catalogada por algunos críticos como la obra lorquiana más importante. Llegan a afirmar que las tres palabras que resumen en cierta manera esta gran obra son: fecundidad, sangre y muerte.
Podemos decir que el tema fundamental que plantea esta obra es la muerte. Como se deja ya entrever en el título de la propia obra. Un título muy significativo, que anticipa la trama.
Hay elementos simbólicos que cobran gran importancia durante toda la obra, llegando incluso a convertirse estos en protagonistas de la misma. Se insiste mucho en el cuchillo, indicando de nuevo la tragedia que tendrá lugar después.

Encontramos en Bodas de Sangre continuas referencias a la navaja, el puñal y el cuchillo, símbolos de lo funesto, como podemos ver en las palabras de la Madre:

La navaja, la navaja…Malditas sean todas y el bribón que las inventó.

Estas connotaciones negativas en boca de la Madre, tienen su razón en que la navaja, le recuerda a la muerte de su marido y su hijo. Por tanto, ya hay parentesco entre la navaja y la muerte, entre la navaja y el dolor. “El cuchillo es la muerte y es su causa”.

La Luna, considerada por Álvarez de Miranda “agente y símbolo de fecundidad, de vida y de muerte” cobra vida en la obra personificándose:

Luna:
Cisne redondo en el río,
ojo de las catedrales,
alba fingida en las hojas
soy; ¡no podrán escaparse!
¿Quién se oculta? ¿Quién solloza
por la maleza del valle?
La luna deja un cuchillo
abandonado en el aire,
que siendo acecho de plomo
quiere ser dolor de sangre.
¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada
por paredes y cristales!
¡Abrid tejados y pechos
donde pueda calentarme!
¡Tengo frío! Mis cenizas
de soñolientos metales
buscan la cresta del fuego
por los montes y las calles

La Luna es una constante en García Lorca, no solo en Bodas de Sangre. Con su claridad, la Luna va a dar lugar al encuentro fatal:

Cuando salga la luna los verán

Algunos leñadores la mencionan lamentándose:
¡Ay luna que sales!

Otros, dicen claramente:
¡Ay luna mala!

La Luna personificada, canta furiosa y altiva su ansia de sangre, de causar dolor:

Esta noche tendrán mis mejillas roja sangre…
¡Un corazón para mí!

La plata se asemeja a esta por su color, por su brillo, por lo que también ella envuelve la tragedia.
Cabe destacar que la Luna no actúa sola, sino acompañada por otro personaje; la Mendiga (que representa a la Muerte). Es la Luna la que trae junto con la Mendiga, la muerte de los varones protagonistas.
Muerte y Luna se alían:

Luna: ¡Allí vienen!
Mendiga:
¡De prisa! Mucha luz. ¿Me has oído?
¡No pueden escaparse!

Cuando ambas intervienen, dan paso a la fantasía, dejando de un lado el realismo de los anteriores actos en los que estas no aparecían. Cobra importancia la naturaleza, muy presente en el autor, pues es su tierra la que le sirve de inspiración para su tragedia.

Hallamos además elementos musicales que nos liberan de ese cierto realismo, como vemos en:
Despierte la novia
la mañana de la boda;
ruede la ronda
y en cada balcón una corona.

Como hemos dicho, la importancia de la naturaleza reside también en alusión continua al mundo floral. Aparecen flores, laureles, jazmines, azahares… (estos dos últimos, símbolos de pureza y castidad de la Novia, que como vemos cuando tira el azahar no es tan “pura”). Además, se relacionan con la luna, ya que esta preside los ritmos de vegetación. Cobra importancia la mención al trigo, que asegura la continuidad de la vida:
Tu padre sí que me llevaba. Eso es de buena
casta. Sangre. Tu abuelo dejó a un hijo en cada esquina
Eso me gusta. Los hombres, hombres; el trigo, trigo.

Referente al caballo, diremos que este animal se relaciona con el sexo, la virilidad y la fuerza, aunque también con la muerte. De ahí que se le relacione con el único personaje de la obra que lleva nombre, Leonardo; que se identifica también con el león (fuerza).
El caballo encarna tanto la fatal atracción sexual (pues ambos amantes huyen en él y este los lleva al bosque, donde  podrán dar rienda suelta a su amor), como a la muerte, pues los llevará al lugar fatídico donde aparecerá la Luna, dando muerte al jinete. El caballo por tanto, es también símbolo de pasión.

Mujer: ¡Han huido! ¡Han huido! Ella y Leonardo. En el caballo. Van abrazados, como 
una exhalación.



Al hablar del agua, diremos que esta se presenta de distintas formas:
El agua purificada y limpia es fresca:

Al agua se tiren las honradas,
Las limpias; ¡esas no!

El agua negra es el agua envenenada, sucia.

El caballo grande que no quiso el agua/
El agua era negra…

 El agua es también símbolo de lo pasional. Cuando la Novia está en el bosque, tiene sed, quizás sed de pasión. Puede representar la represión del individuo. Cuando esta aparece estancada, puede ser más bien símbolo de  muerte.



Finalmente, sería interesante referirnos a la sangre, como otro elemento clave en Bodas de Sangre. Como ya hemos mencionado, el título de la obra ya hace alusión a este elemento; y es que por un lado, se refiere a la sangre como estirpe de la familia. Por otro lado, la sangre implica violencia, como vemos en la muerte de Leonardo y el Novio. La primera representación de la sangre aparece también en otra de las obras de Lorca; Yerma, aunque aquí la sangre aparece como símbolo de vitalidad, más que como símbolo de muerte y pasión como ocurre en Bodas de Sangre.






BIbliografía:
GARCÍA LORCA, Federico: Bodas de Sangre  LOSADA, 1976, Argentina
Pdf copistería




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