Durante esta
tercera jornada, Don Carlos se ve envuelto en una pelea con unos soldados que
intentan estafarlo en el juego de las cartas. La casualidad menos casual, es
que es Don Álvaro quien lo salva de morir en manos de aquel grupo de soldados.
Enlace a imagen: http://www.fotolog.com/ojalaque_20/16305358/
Ambos, se encuentran en Italia por motivos
aparentemente dispares pero íntimamente ligados: Leonor.
Don Carlos ha ido en busca del indiano que ha
deshonrado a su familia, mientras que Don Álvaro ha huido a Italia a batallar,
buscando una muerte honrada. De nuevo el destino va contra el protagonista, que
se topa con uno de sus peores enemigos.
Cuando Don Álvaro salva al hermano de Leonor, este
se muestra muy agradecido y ambos se presentan.
Mil
gracias os doy, señor;
sin
vuestro heroico valor
de
cierto estaba perdido;
Es curioso
como ninguno de los dos se presenta por su verdadero nombre, y es que en
ocasiones, ocultar la verdad es necesario para que los personajes consigan sus
propósitos. Hay un engaño; que no solo se produce en esta jornada, como
podemos observar de nuevo en la quinta.
Don Carlos se presenta como el teniente coronel “don
Féliz de Avendaña” y Don Álvaro como “don Fadrique de Herreros”:
soy
don Félix de Avendaña,
que
he venido a esta campaña
sólo
por curiosidad.
Soy
teniente coronel…
Soy...
don Fadrique de Herreros,
capitán
de granaderos
del
regimiento del Rey.
Ambos, sin verdaderamente
reconocerse, forjan una buena amistad. Sin embargo, esta vez se repite la
historia pero al revés: es ahora Don Carlos el que salva a Don Álvaro, herido
de bala durante una batalla.
¡Dios
eterno!
¡Con
salvarme de la muerte,
qué
gran daño me habéis hecho!
No digáis tal, don Fadrique,
cuando
tan vano me encuentro
de
que salvaros la vida
me
haya concedido el cielo.
Incluso tras ser
salvado, vemos como el protagonista hubiera deseado la muerte, lamentando estar
vivo.
Tras el incidente, Don
Álvaro cree estar moribundo y pide a Don Félix un favor: Quemar un sobre que se
encuentra en el interior de su maleta, en una caja cerrada con llave, pero le
ruega que no vea el contenido del sobre. El hermano de Leonor, acepta y le
promete que lo hará.
Cuando todo parece
estar arreglado, Don Álvaro se agita al oír el nombre de "Calatrava", algo que
hace sospechar a Don Carlos, pues llega a pensar que Don Fadrique puede ser el
causante de la muerte de su padre.
El
nombre de Calatrava
¿qué
tendrá?, ¿qué tendrá... tiemblo,
de
terrible a sus oídos?
Es a raíz de sus
sospechas que el personaje Don Carlos, entabla un soliloquio en el que expresa
sus dudas más profundas.
Por un lado, siente la
obligación de salvarlo, puesto que Don Álvaro lo salvó antes a él y ahora
desea agradecérselo de la misma manera:
¿Ha
de morir...¡qué rigor!
tan
bizarro militar?
Si
no lo puedo salvar
será
eterno mi dolor.
Puesto
que él me salvó a mí,
y
desde el momento aquel
que
guardó mi vida él,
guardar
la suya ofrecí.
Por otro lado, sus sentimientos
son contradictorios ya que hay indicios que lo llevan a pensar que este puede ser el
hombre que tanto buscaba:
¿Podrá
ser éste el traidor,
de
mi sangre deshonor,
el
que a buscar vine aquí.
(Furioso
y empuñando la espada.)
¿Y
aún respira?...
Se muestra en el
monólogo un continuo debate en el que se contraponen dos ideas como vemos más
arriba: La idea de que debe salvarle la vida al igual que él se la salvó,
puesto que se ha convertido en su amigo. Pero también le acecha la idea de la
duda, la sospecha. Es por ello que decide poner fin al misterio abriendo la
maleta de su amigo, al que le prometió que no lo haría. Al final, por ese motivo, por su promesa, decide
no traicionarlo.No abre la caja que debe quemar, sino que busca otras pruebas
que puedan ocultarse entre sus cosas.
Efectivamente, da con
la prueba del delito; una fotografía de Leonor. Es entonces cuando de nuevo se
establece un conflicto entre sus ideales, desea que Don Álvaro muera pero que
sea él el que lo mate.
Mas...
¡ah!... no me precipite
mi
honra, cielos, ofendida.
Guardad
a este hombre la vida
para
que yo se la quite
Si el tema del amor
está tan presente como veíamos en la entrada anterior, igual de presente se
encuentra el tema del honor, una de las señas de identidad más importantes. Por
un lado, significa el reconocimiento público de su persona; por otro,
constituye su propia dignidad moral. Este honor estaría representado por el
Marqués de Calatrava y los hijos de este, siendo este honor el que conlleva a
la tragedia.
Finalmente, podemos
decir que esta obra romántica, está marcada por el destino, que desencadena
sucesos trágicos: la muerte de muchos personajes, incluso de los propios
protagonistas.
Además, podemos relacionar Don Álvaro o la fuerza del sino con Don Juan Tenorio, pues en ambas obras aparece la ciudad de Sevilla como espacio, en ambas se producen duelos de los protagonistas con otros personajes y también está presente en las dos el tema del amor y de la muerte.Destacamos además de dichas obras, la aparición de monólogos de los personajes principales.
Enlace a imagen: imagenesdelamuerte.com
Bibliografía:
file:///C:/Users/Packard-Bell/Documents/DCIM/28230502.pdf
DE SAAVEDRA, Ángel: Don Álvaro o la fuerza del sino(1835) CÁTEDRA, Edición de Alberto Sánchez, 1980, Madrid.
file:///C:/Users/Packard-Bell/Documents/DCIM/28230502.pdf
DE SAAVEDRA, Ángel: Don Álvaro o la fuerza del sino(1835) CÁTEDRA, Edición de Alberto Sánchez, 1980, Madrid.
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