lunes, 12 de mayo de 2014

FALSAS IDENTIDADES



 Durante esta tercera jornada, Don Carlos se ve envuelto en una pelea con unos soldados que intentan estafarlo en el juego de las cartas. La casualidad menos casual, es que es Don Álvaro quien lo salva de morir en manos de aquel grupo de soldados.

Ambos, se encuentran en Italia por motivos aparentemente dispares pero íntimamente ligados: Leonor.
Don Carlos ha ido en busca del indiano que ha deshonrado a su familia, mientras que Don Álvaro ha huido a Italia a batallar, buscando una muerte honrada. De nuevo el destino va contra el protagonista, que se topa con uno de sus peores enemigos.
Cuando Don Álvaro salva al hermano de Leonor, este se muestra muy agradecido y ambos se presentan.

Mil gracias os doy, señor;
sin vuestro heroico valor
de cierto estaba perdido;

Es curioso como ninguno de los dos se presenta por su verdadero nombre, y es que en ocasiones, ocultar la verdad es necesario para que los personajes consigan sus propósitos. Hay un engaño; que no solo se produce en esta jornada, como podemos observar de nuevo en la quinta.
Don Carlos se presenta como el teniente coronel “don Féliz de Avendaña” y Don Álvaro como “don Fadrique de Herreros”:

soy don Félix de Avendaña,
que he venido a esta campaña
sólo por curiosidad.
Soy teniente coronel…
Soy... don Fadrique de Herreros,
capitán de granaderos
del regimiento del Rey.

Ambos, sin verdaderamente reconocerse, forjan una buena amistad. Sin embargo, esta vez se repite la historia pero al revés: es ahora Don Carlos el que salva a Don Álvaro, herido de bala durante una batalla.

¡Dios eterno!
¡Con salvarme de la muerte,
qué gran daño me habéis hecho!
 No digáis tal, don Fadrique,
cuando tan vano me encuentro
de que salvaros la vida
me haya concedido el cielo.

Incluso tras ser salvado, vemos como el protagonista hubiera deseado la muerte, lamentando estar vivo.
Tras el incidente, Don Álvaro cree estar moribundo y pide a Don Félix un favor: Quemar un sobre que se encuentra en el interior de su maleta, en una caja cerrada con llave, pero le ruega que no vea el contenido del sobre. El hermano de Leonor, acepta y le promete que lo hará.
Cuando todo parece estar arreglado, Don Álvaro se agita al oír el nombre de "Calatrava", algo que hace sospechar a Don Carlos, pues llega a pensar que Don Fadrique puede ser el causante de la muerte de su padre.

El nombre de Calatrava
¿qué tendrá?, ¿qué tendrá... tiemblo,
de terrible a sus oídos?

Es a raíz de sus sospechas que el personaje Don Carlos, entabla un soliloquio en el que expresa sus dudas más profundas.
Por un lado, siente la obligación de salvarlo, puesto que Don Álvaro lo salvó antes a él y ahora desea agradecérselo de la misma manera:

¿Ha de morir...¡qué rigor!
tan bizarro militar?
Si no lo puedo salvar
será eterno mi dolor.
Puesto que él me salvó a mí,
y desde el momento aquel
que guardó mi vida él,
guardar la suya ofrecí.

Por otro lado, sus sentimientos son contradictorios ya que hay indicios que lo llevan a pensar que este puede ser el hombre que tanto buscaba:
¿Podrá ser éste el traidor,
de mi sangre deshonor,
el que a buscar vine aquí.
(Furioso y empuñando la espada.)
¿Y aún respira?...

Se muestra en el monólogo un continuo debate en el que se contraponen dos ideas como vemos más arriba: La idea de que debe salvarle la vida al igual que él se la salvó, puesto que se ha convertido en su amigo. Pero también le acecha la idea de la duda, la sospecha. Es por ello que decide poner fin al misterio abriendo la maleta de su amigo, al que le prometió que no lo haría. Al final, por ese motivo, por su promesa, decide no traicionarlo.No abre la caja que debe quemar, sino que busca otras pruebas que puedan ocultarse entre sus cosas.
Efectivamente, da con la prueba del delito; una fotografía de Leonor. Es entonces cuando de nuevo se establece un conflicto entre sus ideales, desea que Don Álvaro muera pero que sea él el que lo mate.

Mas... ¡ah!... no me precipite
mi honra, cielos, ofendida.
Guardad a este hombre la vida
para que yo se la quite

Si el tema del amor está tan presente como veíamos en la entrada anterior, igual de presente se encuentra el tema del honor, una de las señas de identidad más importantes. Por un lado, significa el reconocimiento público de su persona; por otro, constituye su propia dignidad moral. Este honor estaría representado por el Marqués de Calatrava y los hijos de este, siendo este honor el que conlleva a la tragedia.

Finalmente, podemos decir que esta obra romántica, está marcada por el destino, que desencadena sucesos trágicos: la muerte de muchos personajes, incluso de los propios protagonistas. 
Además, podemos relacionar Don Álvaro o la fuerza del sino con Don Juan Tenorio, pues en ambas obras aparece la ciudad de Sevilla como espacio, en ambas se producen duelos de los protagonistas con otros personajes y también está presente en las dos el tema del amor y de la muerte.Destacamos además de dichas obras, la aparición de monólogos de los personajes principales.
Enlace a imagen: imagenesdelamuerte.com



Bibliografía:
 file:///C:/Users/Packard-Bell/Documents/DCIM/28230502.pdf
DE SAAVEDRA, Ángel: Don Álvaro o la fuerza del sino(1835) CÁTEDRA, Edición de Alberto Sánchez, 1980, Madrid.

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