lunes, 12 de mayo de 2014

LA REFLEXIÓN DE DON ÁLVARO


El fragmento en el cuál se produce el monólogo de Don Álvaro, se encuadra dentro de la jornada tercera de la obra. La escena tiene lugar en Italia. Vemos que las escenas que ocupan esta jornada, se desarrollan en diferentes lugares, como puede ser dicho monólogo de Don Álvaro, donde aparece una selva muy oscura, que adquiere connotaciones negativas, sombrías. Y es que podemos ver cómo la naturaleza, se adapta a los estados de ánimo del personaje, que se encuentra sumido en la tristeza. Incluso el paisaje puede llegar a adelantar los sucesos que se acontecerán más tarde.


Se elije el monólogo quizás porque es el mejor medio para expresar las luchas internas de los personajes. En el comienzo de este, vemos como Don Álvaro se queja de estar vivo, puesto que para él estarlo, ya es una carga:

¡Qué carga tan insufrible
es el ambiente vital,
para el mezquino mortal
que nace en signo terrible!
¡Qué eternidad tan horrible
la breve vida!


Además, hace una reflexión acerca de la brevedad de la vida cuando uno es feliz y se siente pleno, y de la longitud de la misma cuando se es un infeliz y se desea morir. Y es que, tiene en parte razón el personaje, pues cuando uno se siente pleno y goza de alegría, los días pasan más rápidos porque los disfrutamos, mientras que el que vive con penas y amargura, vive constantemente obsesionado con la muerte, pensando en que la vida acabe, y lo que hace esta es alargarse más (aparece así la angustia romántica):

Al que tranquilo, gozoso
vive entre aplausos y honores,
y de inocentes amores
apura el cáliz sabroso;
cuando es más fuerte y brioso,
la muerte sus dichas huella,
sus venturas atropella;
y yo que infelice soy,
 yo que buscándola voy,
no pudo encontrar con ella


Por supuesto, su infelicidad está relacionada con la pérdida de su amada Leonor. El protagonista ya no se siente capaz de vivir sin su amor, cree que ha muerto y quiere que se lo lleve junto a ella, vemos así el amor fatídico, propio del Romanticismo:

Socórreme, mi Leonor
gala del suelo andaluz,
que ya eres ángel de luz,
junto al trono del Señor.
Enlace a imagen:ambitokapi.blogspot.com 

Durante el monólogo, nuestro personaje recuerda un día en el cuál fue feliz, aunque esa felicidad acabó en un abrir y cerrar de ojos:

Entonces risueño un día,
uno solo, nada más,
me dio el destino; quizás
con la intención más impía.

Fue ese día en el que ocurre la muerte accidental del padre de Leonor, Marqués de Calatrava. Cuando todo estaba dispuesto para que los amantes marcharan, tiene lugar el más trágico suceso. Es importante mencionar que se produce de noche, de nuevo relacionamos el paisaje y ambiente con los sucesos que luego se desencadenan.
No podemos olvidar un elemento clave en la obra, como lo es el destino, pues Don Álvaro está marcado por él durante toda su vida. Es ese destino el que lo protege de la muerte cuando quiere morir, condenándolo a vivir sin su amada.
El protagonista se siente frustrado, pues todo lo que le ocurre va en contra de su voluntad y es fruto de la “casualidad”.
Su soliloquio acaba de nuevo con el deseo de morir, para él ya nada importa, su único objetivo era ser feliz junto a Leonor, y no puede cumplirlo.

Bibliografía:

www.colegiosanjose.es/.../Don%20Álvaro%20o%20la%20fuerza.doc
DE SAAVEDRA, Ángell: Don Álvaro o la fuerza del sino(1835) CÁTEDRA, Edición de Alberto Sánchez, 1980, Madrid.

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